¿Quién dijo que el gorila no podía conquistar Europa? Melody, sí, la de los 10 años que nos hizo mover el esqueleto en 2001, ha regresado dos décadas después para demostrar que sigue teniendo más energía que una cafetera italiana a las 7 de la mañana. Y no ha vuelto con cualquier cosa: se ha plantado en Eurovisión 2025 representando a España con un tema llamado «Esa diva» que huele a empoderamiento, lentejuela y tablao electrónico.

La actuación ha sido un espectáculo entre divino y apoteósico. Vestido con más brillo que el escaparate de una joyería de Las Vegas, coreografía con abanico incluido y una actitud de “aquí estoy yo” que ni la Beyoncé en modo encendido. Las redes, como era de esperar, entraron en combustión espontánea. Los eurofans españoles, más entregados que nunca, ya están pidiendo una estatua en su honor en cada rotonda del país.

Eurodrama con puntos y corazones

Pero esto es Eurovisión, y sin su dosis de drama internacional no sería lo mismo. La participación de Israel ha estado en el centro de la polémica, y hasta la mismísima UER ha tenido que salir a decir: “cuidado con lo que decís en el escenario, que no estamos para juegos políticos”. Todo esto mientras España cruzaba los dedos para que no nos caiga otro cero como en los viejos tiempos.

 

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Y por si fuera poco, AEMET —sí, los del tiempo— se metió en el ajo deseándole suerte a Melody con un tweet más críptico que los horóscopos de Walter Mercado. Ah, y su pareja, Ignacio Batallán, no se quedó atrás: declaración de amor pública que dejó al Twitter español como una telenovela en directo. Solo faltaba que bajara del escenario en unicornio blanco.

Lo único claro es que, pase lo que pase esta noche, Melody ya ha ganado algo más importante que el micrófono de cristal: el corazón de media España y el título de Reina de la Resurrección Pop. Ole tú, Melody.