Laura Escanes ha cruzado la frontera de influencer a estrella de alfombra roja internacional, y lo ha hecho sin despeinarse (literalmente). Porque su aparición en el Festival de Cannes ha sido todo lo que se espera de una it girl: espectacular, luminosa, viral y, por supuesto, llena de flecos. Muchos. Tantos, que cualquier lámpara de casa señorial estaría celosa. Pero ahí estaba ella, posando como si hubiera nacido en los estudios de la Paramount y no en Sant Cugat.
El vestido, que parecía diseñado entre suspiros de diva antigua y pulsaciones de Instagram, mezclaba de todo: escote lágrima, espalda descubierta, pedrería a cascoporro y un par de kilos de tul bordado que se movían como si fueran coreografía de musical. A medio camino entre sirena mediterránea y musa de cine clásico, Escanes consiguió lo que pocos logran en Cannes: no parecer disfrazada. Aunque el look era potente, no se la comió. Más bien al contrario, ella lo dominaba como quien se pone vaqueros para bajar al súper.
La clave, claro, estaba en los detalles. Esos flecos, por ejemplo, no estaban ahí por casualidad. Eran una declaración de intenciones: “Estoy aquí para brillar y balancearme con gracia por toda la Croisette”. Y vaya si lo hizo. Cada movimiento suyo era como una sacudida de estilo. Si en la gala de las Campanadas ya había dejado claro que lo suyo con el brilli-brilli va en serio, en Cannes lo ha convertido en arte dramático.
Un look que brilla (y da conversación)
Las redes, como era de esperar, ardieron. Que si “la mejor vestida”, que si “va demasiado cargada”, que si “parece una lámpara pero una lámpara divina”… Opiniones para todos los gustos, pero un detalle en común: todos hablaban de ella. Y en Cannes, eso es ganar. Porque mientras muchas celebrities pasan desapercibidas en medio de tanto posado y tanta lentejuela internacional, Laura consiguió colarse en titulares, stories, memes y más de un grupo de WhatsApp de fashionistas.
Además, remató el look con joyas minimalistas, un peinado planchado de esos que dicen “tengo glamur pero también soy moderna” y una actitud que podría dar envidia a más de una actriz de Hollywood. Si alguien tenía dudas de que Escanes sabe moverse en estas aguas, que se revise el carrete de fotos. La catalana se ha hecho un hueco en la alfombra más exclusiva del mundo como quien se cuela en la zona VIP sin lista.
De influencer a embajadora del glam
Pero más allá del modelazo, hay que decir que Laura vuelve a apostar por la moda nacional. Igual que en Nochevieja brilló con un vestido dorado digno de diosa ibérica, en Cannes ha tirado de firma patria para dejar claro que el estilo made in Spain también sabe pisar fuerte en el extranjero.
Conclusión: Laura Escanes ha pasado de los reels a la alfombra roja como quien cambia de filtro. Y si sigue así, pronto no solo influirá en redes, sino en el dress code del mismísimo Hollywood.