Pilar Rubio se marca un finde cultural en Toledo con museos, historia… y niños incluidos

Pilar Rubio sigue acumulando seguidores en las redes sociales
Pilar Rubio ha colgado nuevo vídeo en redes y esta vez no va de fitness extremo, moda imposible ni de retos con cuchillos voladores. Va de cultura, historia y planazos en familia. Porque sí, Pilar se ha llevado a los peques a Toledo y ha montado una ruta de museos que ni el Ministerio de Cultura en campaña.
La presentadora, que combina mejor que nadie el eyeliner con la maternidad, ha enseñado cómo ha pasado el finde entre templarios, brujas y arte medieval. Todo muy didáctico, todo muy “esta es una madre que se lo curra”. En el vídeo se la ve paseando con los suyos por museos como el de la Tortura, el de los Templarios o el de la Brujería. Vamos, cultura a tope, pero con ese toque oscuro y misterioso que a cualquier niño con imaginación le flipa.

Porque mientras otros tiran de centros comerciales o pelis de dibujos, Pilar prefiere enseñar a sus hijos qué es una doncella de hierro o cómo era eso de los conjuros en la Edad Media. Educación emocional y terror histórico, todo en uno.
Pilar Rubio es una madre moderna con planazos con denominación de origen
Lo mejor del vídeo no es solo la ruta, sino cómo lo cuenta. Se nota que a Pilar le va el rollo cultural y que no es de las que aparcan a los críos con la tablet. Ella busca experiencias, historias que contar y sitios donde se pueda aprender algo sin bostezar cada tres minutos. Y si de paso cae un poquito de postureo en Instagram, pues se aprovecha.

Y ojo, que no estamos hablando de una escapada cualquiera. Toledo es esa ciudad donde giras una esquina y te encuentras un caballero medieval, una bruja o un inquisidor. Ideal para empaparse de historia, meterles el gusanillo cultural a los niños y, ya de paso, hacer contenido que queda precioso en redes.

Así que sí, Pilar Rubio ha colgado un vídeo donde no hay pasarela, pero sí mucha calle empedrada, mucha lección improvisada y un plan de madre que se lo curra. Lo ha hecho sin dramas, sin grandes discursos y con la misma naturalidad con la que lleva una catana o unos tacones imposibles. Porque educar también puede ser divertido. Y con museos así, hasta los niños te lo compran.