Cristina Pedroche es un «mal ejemplo» para su hija

Cristina Pedroche sigue demostrando naturalidad en Instagram

Cristina Pedroche en una de sus visitas a El Hormiguero

Cristina Pedroche ha vuelto a revolucionar Instagram. Esta vez, desde un paraje natural digno de anuncio de colonia, se ha plantado frente al lago con una camisa transparente, botas altas y un bikini tan discreto como un neón en Las Vegas. La imagen, cómo no, ha generado una tormenta de opiniones donde no faltan los moralistas, los opinólogos profesionales y algún que otro filósofo de teclado.

 

Y todo por un simple gesto: posar como le da la gana. Eso sí, con mensaje incluido: “Como hay algunas personas a las que parece que les molesta mi tripa, pues hoy no la enseño 😂😂😂”. El comentario, más afilado que una indirecta en Nochebuena, ha sido suficiente para encender la mecha. Porque al parecer, en 2025, una mujer mostrando piel sigue siendo un asunto de interés público.

La patrulla del decoro no falla

Los comentarios no se han hecho esperar. Una usuaria le reprocha que hace unos meses firmó un manifiesto feminista contra la cosificación, y ahora aparece en Instagram con medio glúteo al aire. Otro lanza la clásica preocupación por “el ejemplo que le das a tu hija”. Incluso hay quien directamente le sugiere que se quede en casa y que, si quiere mostrar algo, lo haga sin molestar al resto. Porque claro, seguir a una persona en redes sociales ya no implica tener opción de hacer scroll, sino aguantar lo que te pongan… y opinar.

La doble moral ha salido a pasear con sandalias, y con ella, la eterna confusión entre libertad personal y deber público. Porque, al parecer, si eres madre, influencer y mujer, tus decisiones de vestuario ya no son tuyas: son de todos. Y si encima te va bien, peor.

Cristina Pedroche, sin despeinarse

Pedroche, como de costumbre, no ha entrado al trapo más allá de su comentario sarcástico inicial. No ha soltado un comunicado, no ha hecho un directo entre lágrimas, ni ha dado explicaciones. Ha posteado, se ha reído y ha seguido con su vida. Porque para ella, ser libre no es un postureo: es una rutina.

El problema no es la foto. La foto es lo de menos. El problema es que Cristina Pedroche no encaja en la caja que algunos quieren construirle. No pide permiso, no sigue guiones, y lo que es peor para ciertos sectores: no se arrepiente. Enseña lo que quiere, cuando quiere y como le da la gana. Y eso escuece más que el sol de agosto sin protector.

Mientras unos se escandalizan y otros la aplauden, ella sigue sumando likes, risas y zascas suaves con forma de emoji. ¿Ejemplo para su hija? Puede ser. Pero desde luego, lo que sí es, es ejemplo de cómo sobrevivir en redes sin perder el estilo… ni la ropa, si no le apetece.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *