Ester Expósito rompe el silencio: lleva años medicándose por este grave problema
Ester Expósito sigue rompiendo barreras
Olvídate del cliché de “famosa perfecta que lo tiene todo y sonríe sin pestañear”. Ester Expósito ha decidido salirse del guion y marcarse un speech digno de standing ovation emocional. Ha contado, sin adornos ni dramatismos, que está medicándose desde hace tiempo por una depresión que arrastraba desde hace años. Y ojo: lo ha dicho con la misma naturalidad con la que otros te cuentan su rutina de skincare.
Sí, esa Ester que arrasa en alfombras rojas, que tiene cara de portada y nombre de trending topic, también ha pasado por el túnel oscuro de la ansiedad, la exigencia y la autoimagen rota. “Sufrí mucha ansiedad… con la pandemia se me disparó”, reconoció en una entrevista en Elle. Y no se quedó ahí. “Fue a más y derivó en un estado bastante depresivo”, soltó como quien decide quitarse un peso gigante de encima.
Y entonces lo dijo: “Estoy medicándome, desde hace un tiempo ya”. Así, sin circunloquios, sin disfrazarlo de “remedio natural” ni de “apoyo emocional”. Ester habló de salud mental con nombre, apellido y receta médica. Y eso, en un mundo donde todo se filtra, se retoca y se suaviza para Instagram, es casi un acto revolucionario.
La belleza también está en decir: “No estoy bien”
Lo potente de su confesión no está en el drama, sino en la valentía. Porque cuando una actriz top como Ester Expósito se planta y dice públicamente que toma medicación para la depresión, no solo está contando su historia. Está poniendo sobre la mesa un mensaje que muchas necesitan escuchar: que pedir ayuda no es debilidad, es autocuidado.
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“Siempre he sido muy exigente conmigo misma… muy obsesiva, muy inconformista… provoca que tu relación contigo sea un poco inestable y turbulenta”, explicaba. Y claro, cuando la exigencia se convierte en tortura mental, no hay rímel que aguante. “Antes me maquillaba mucho porque no me quería por dentro… no quería a la Ester de dentro”. Boom. Más sincera, imposible.
Hoy está en terapia, en tratamiento y en reconstrucción. Y no tiene problema en decirlo. No busca aplausos ni compasión, simplemente cuenta lo que hay. Porque resulta que también se puede ser guapa, famosa y estar rota por dentro. Y contarlo sin que eso reste, sino que sume.
Así que sí: lo que ha hecho Ester es un zasca elegante al tabú de la salud mental. Y si eso sirve para que más gente deje de avergonzarse por ir al psicólogo o tomar una pastilla, pues oye, que siga hablándolo. Al final, lo más bonito que está haciendo Ester no es actuar… es dejar de actuar cuando más importa.